Arrancose de su cuerpo el anima pétrea e inmóvil que, con insonoros balbuceos suplicábale clemencia...
"No existes..." - Afirmábale - "...empero existe en mi imaginación!" - Pidiole.
Harta imposible tarea cuestionaba leyes de fisica y fe, y cuan mas adentrábase en lo profundo de su inconsciente mas dolíanle las caricias y el calido sueño.
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